viernes, 14 de enero de 2011

LA CORRUPCIÓN ES RENTABLE... ¿SERÁ QUE NUESTROS DAMNIFICADOS POR EL INVIERNO PASARÁN A SER ETERNOS DESTECHADOS?...


La naturaleza se hizo sentir, y de qué forma… Sin siquiera sonrojarse, llegó reclamando de manera inclemente su protagonismo y lo que la humanidad le ha robado sin ningún pudor ni temor. Nos demostró cuán vulnerables e insignificantes somos frente a ella y como moraleja de su poder a muchos nos llevó a reflexionar sobre cuánto la hemos irrespetado, olvidado y subestimado. Hemos sido muy desagradecidos con su bondad… Esperemos que esta tragedia le haya dejado una lección a quienes abusan de nuestro ecosistema tras efímeros y ridículos intereses personales, y que piensen de una vez por todas en las generaciones futuras, porque desarrollo sin sostenibilidad no es desarrollo ni es nada, pero sí nos lleva a muchas situaciones dolorosas y funestas.

Pero parece mentira que lo que se convierte en tragedia y en desgracia para muchos, represente una oportunidad criminal para pocos que son felices usando el dolor ajeno para lucrarse. Ya hemos visto como aves de rapiña a muchos políticos de diferentes regiones cuando han acaparado las ayudas que personas solidarias, del país y del exterior, han brindado a los damnificados y que tristemente llegaría a ellos sólo por intermedio de estos desalmados.

Pero en Colombia se ve de todo y ya nada nos asombra, porque aquí la realidad supera la ficción o lo inimaginable y ya estamos tan acostumbrados a ver este tipo de triquiñuelas en los bandidos de siempre, los que transmiten descaradamente esos "dones" delincuenciales de generación en generación a sus sucesores sanguíneos o a sus dignos aprendices, seguidores y admiradores.

Entre tanto, vemos cómo el gobierno nacional  ha anunciado medidas drásticas contra estos corruptos, los mismos que por llenar sus arcas personales nada hicieron para prevenir un desastre de tal magnitud. Para ello se nombró al señor Jorge Londoño para gerenciar lo que han denominado “la reconstrucción del país”. La Revista Semana nos explica que sería éste megaproyecto el más ambicioso del país en los últimos 50 años (http://bit.ly/eZuoEN) pero además de llamar al señor Londoño “Zar”, título inexplicable en una pisoteada y sangrienta democracia y con el que no nos ha ido muy bien en Colombia en ningún ámbito, nos quedan muchos sinsabores.

No puedo evitar que no quepa en mi cabeza que una sola persona sea capaz de evitar que estos señores y señoras se apropien de lo ajeno, tal y como están acostumbrados a hacer cobijados por la impunidad, por la desidia, negligencia e ineptitud de nuestras  instituciones, aparato de justicia y entes de control; y por el silencio cómplice de sus coterráneos. No puedo creerlo y menos aún en año electoral, donde cualquier recurso, sea cual fuere está expuesto a ser empleado para acaparar simpatías políticas o para sellar compromisos electoreros con políticos y dirigentes de cada municipio de Colombia.


Si en muchos casos ni siquiera han respetado la Ley de Garantías, ¿qué nos garantiza a nosotros que esos cuantiosísimos recursos serán bien invertidos cuando cuentan con plenas libertades para contratar incluso sin acudir a convocatorias públicas?... Si cuando hacen licitaciones, generalmente los prepliegos ya son hechos a la medida del proponente previamente acordado y seleccionado, como si de un sastre se tratase...


No soy pesimista, como cierta persona llegó a decirme en Twitter, pero ya el hecho de jugar con los mercados y ayudas de ésta gente que está sin un techo y sin nada de nada para hacer proselitismo político a costillas de tantos compatriotas solidarios, sumado a lo que a diario vemos en la función pública mientras ejercemos control social, no podemos pensar de forma diferente. Aquí se sabe con cuáles bueyes aramos y ellos nada hacen para disimularlo.

Yo me los imagino haciendo cuentas y cómo se repartirán y entre quiénes cada rubro. Los veo incluso babeándose, pasándose la legua de un lado a otro al tiempo que con movimientos ascendentes y descendentes frotan las palmas de las manos. No es para menos, se encuentran ante la “oportuna  “fortuna” que les brindó la naturaleza de poder manejar mucho dinero que no estaba en sus planes ni en sus presupuestos, con los que no contaban… Se trata de una “urgencia manifiesta” de gran magnitud, como tantas veces soñaron. Están ansiosos, casi desesperados, no ven la hora de recibir lo que le corresponde a cada departamento y no dejan de dar gracias a Dios por su infinita bondad, porque hasta creen en Dios, y presumimos que piensan que Dios es también corrupto como ellos y que por eso aprueba sus actos criminales y de ahí que los bendiga tan grandemente.

Buscan la forma de llegar al gobierno nacional mostrando las apremiantes necesidades de cada departamento, para ver cuánto más podrían esquilmar de ese billoncito de pesos. En estos momentos, están en digna competencia, con sus discursos conmovedores con el que incautan a tantos ignorantes en épocas electorales y pidiendo citas como locos al Presidente y Ministros, porque no hay necesidad más necesaria que la de cada ente territorial como el de ellos…

Nos duele saber y sentimos impotencia ante ello, pero las esperanzas de los damnificados están en peligro de esfumarse como se esfumará una gran proporción de ese dinero.  La tentación es grande y el dolor ajeno no es el fuerte de ellos. Imaginamos el rifi rafe para adjudicar predios y viviendas entre quienes les puedan dejar mayores dividendos políticos. Nos imaginamos los sobrecostos que surgirán para la adquisición de tierras donde reubicarán a ésta pobre gente.

No hace falta ser un erudito en la materia para entender que esos dineros están en peligro, en un gran peligro. Máxime cuando van a ser manejados por muchos de los que no tuvieron reparo en robarse lo que correspondía a inversiones de infraestructura, de mantenimiento o de prevención ante una tragedia como ésta, ¿cómo piensan entonces el gobierno nacional, las autoridades y los entes de control garantizarnos a la ciudadanía y a los mismos damnificados que estos dineros no se los robarán?... No me digan que les caerá todo el peso de la ley, porque la ley la hacen muchos de ellos y siempre dejan micos de diferente tamaño, por lo que saben por dónde evadirla. Tampoco me digan que temen a las autoridades porque la experiencia me ha demostrado que no los asusta, prueba de ello es el creciente índice de corrupción que muestra año tras año Transparencia por Colombia en todas las regiones e instituciones del país (http://www.transparenciacolombia.org.co)

Los corruptos no temen a la cárcel porque saben cómo eludirla, saben a quiénes acudir para no caer en ella y cuánto cuesta cada proceso, paso o intermediario para ello.  Debemos reconocer que en Colombia resulta más fácil y redituable delinquir que caminar por la línea de la decencia y de la legalidad.

Los corruptos no temen al escarnio público porque nuestra sociedad está corrompida y eso no se ve. Aquí la inversión de valores nos ha llevado a aplaudir, a imitar y a rendirle pleitesía a los delincuentes porque pensamos que el dinero, obténgase como se obtenga, brinda status y poder. Aquí a los honestos los llamamos pendejos y a los ladrones avispados… Tristemente escucha uno a jóvenes desear una oportunidad o “papayazo” para enriquecerse prontamente sin medir el calibre de sus expresiones ni las consecuencias de los actos que anhelan.  

El nombre, la imagen y el prestigio les vale rábano a los corruptos, porque en el evento de ser pillados y condenados e inhabilitados, una vez cumplan la sanción o condena, en las calles los vemos como si nada malo hubiesen hecho, y nuevamente con la recua de lambones detrás admirando tanta sapiencia para salir bien librados al delinquir, e incluso pidiéndoles consejos para seguir esos pasos dignos de cualquier mafioso.

La corrupción es rentable y los corruptos lo saben, por eso se dedican con esmero y vehemencia a ello, de forma implacable e incesante. Son unos genios de las matemáticas y manejan todas las variables posibles. Antes de cada peculado o comisión sacan cuentas de cuánto pagarían de cárcel si se acogen a sentencia anticipada, cuánto les cuesta mensualmente estar allá, las posibilidades de tener casa por cárcel o en su defecto, estar con las mejores comodidades y cuándo cesaría una posible inhabilidad disciplinaria para seguir defraudándonos. Los hemos visto incluso cómo ejercen su poder político desde la cárcel, donde siguen escogiendo a los contratistas para cada licitación, candidatos que deben ser apoyados e incluso llamando a “puyengue” a los que podrían desviarse creyendo que al estar éstos presos, perdieron el poder.

Y es rentable porque hemos visto cómo unos pocos han pagado cárcel, con comodidades obvio. Y también los hemos visto inhabilitados para aspirar o para ejercer cargos públicos o para contratar con el Estado por un tiempo determinado; pero jamás hemos visto que alguno de los condenados hayan pagado las sanciones pecuniarias que la justicia les impone, así como tampoco hemos visto que las instituciones y funcionarios públicos, que por oficio debieran hacerlo, hayan alguna vez impetrado acción de repetición para que devuelvan lo que se han robado tal y como dicta la ley.

Así robar, que es el sentido o razón de ser y de existir de la corrupción tiene y seguirá teniendo sentido. Lo que les interesa es el dinero y ese no lo devuelven ni nadie hace nada para que lo hagan. Leyes menos laxas e instituciones más firmes exigimos, porque de nada sirve denunciar cuando en todos los niveles la corrupción los ha pringao, empezando por los partidos políticos que les dan su aprobación para que aspiren.

A mis coterráneos cesarenses los invito como siempre, a hacer verdaderas veedurías ciudadanas, con veedores incorruptibles y con alto grado de sensibilidad social; porque si las regalías nos han dejado sólo socavones y miseria, súmenle a eso todos estos pobres damnificados en las calles pidiendo limosna porque ni techo tendrán. Mientras la corrupción galope sin freno y sin jinetes que la detengan, no habrá paz. Digo esto de forma sentida, parafraseando al admirado por siempre Hernando Marín.


Y al señor gobernador, que por favor lo que haya que contratar lo haga de forma transparente y con gente de nuestro departamento, porque estamos hastiados de ver como todo lo que contrata lo hace con  empresas y profesionales foráneos, llevándonos con ello a un mayor desempleo y a involucionar, atentando contra nuestro propio desarrollo, porque NUESTROS RECURSOS ECONÓMICOS circulan en los departamentos de su preferencia y no aquí como debiese ser si de verdad el Cesar debe estar al alcance de todos.
@Mumismo