La gente insiste en afirmar que "X" alcalde fue bueno y "Y" alcalde fue malo, sin acordarse que quienes pueden hacer buena o mala una administración son los concejales... Si el concejo es bueno, honesto y bien intencionado, con sentido de pertenencia; el alcalde puede ser el más pícaro de los pícaros que no nos roba y el alcalde puede ser el más inepto de los ineptos que las obras se hacen porque se hacen...
La misma relación existe entre Gobernador y Diputados... Son los integrantes de estas corporaciones las que deben ejercer el control político y coadministrar con el ejecutivo...
En la época de Rodolfo Campo Soto y de Aníbal Martínez Zuleta, sin demeritarlos ni mucho menos porque es indudable que han sido los mejores alcalde que ha tenido Valledupar; debemos recordarles a los que tienen edad para recordar e informarle a los que no tienen edad para recordar, que tuvo el pueblo de Valledupar el privilegio de contar también con un excelente concejo. Integrado por gente que quería de verdad a Valledupar y fueron muchísimos los proyectos que les frenaron a estos alcaldes, así como también muchos los proyectos en los que los apoyaron.
También los concejales proponían y aprobaban proyectos que iban en beneficio de las mayorías, no andaban pendientes de cuotas burocráticas ni de desangrar el erario, sino de trabajar mancomunadamente con el alcalde y con la misma ciudadanía vallenata, a la que sí se le daba cabida, por el bienestar del pueblo vallenato. Prueba de ello fueron los cientos de kilómetros que se hicieron por autogestión y la limpieza de nuestras calles.
Esto fue antes de la Constitución de 1991, cuando los concejales de entonces eran elegidos por voto popular, pero el cargo era ad hoc, es decir, no ganaban un peso por actuar en beneficio de Valledupar, y les aseguro que asistían puntuales a las sesiones y sólo por motivos de fuerza mayor, y en extrañas ocasiones faltaban.
Lo poco que ellos podían gastar en sus campañas de proselitismo político lo hacían por verdadero amor a Valledupar, pagaban de sus bolsillos una campaña para tener la oportunidad de entrar al Concejo, para poder aportar desde la corporación edilicia al municipio sus capacidades y su amor por nuestra tierra, no como una inversión para recuperarla como ocurre ahora. Ahora ni siquiera se conforman con lo que les pagamos por sesión, todo les parece poco y se creen merecedores de más que los demás. En esa época los contratistas no financiaban campañas políticas, porque de qué forma podrían estos "limpios" (en todo aspecto limpios) retribuírles si ni ellos ganaban un salario?... Tampoco existían las concesiones en esa época ni los turcos mandaban la parada aquí, sino los vallenatos de verdad verdad.
Pensemos muy bien antes de octubre, porque no le prestamos atención a estos candidatos y creo que el concejo actual con todos los cuestionamientos de los que es objeto reafirma lo que aquí digo. Como ciudadanos ni siquiera vamos a las sesiones del Concejo, y debiéramos hacerlo desde que se empieza a debatir el Plan de Desarrollo, es decir, desde que se instala en cada período, porque es nuestro deber ciudadano, y sólo así tendremos certeza que las necesidades de nuestras comunidades queden inmersas en el mismo, si no lo hacemos, nuestras necesidades serán obviadas y no habrá derecho a reclamo, porque los presupuestos se hacen en base a los planes de desarrollo.
En aquella época el pueblo asistía y desde las barras participaba, opinaba, aconsejaba, proponía; eran debates enriquecedores, se armaban polémicas pero no porque alguien actuase en contra del municipio, sino por el afán de determinar qué era lo mejor para Valledupar y quién podía tener las mejores propuestas. Ahora ni aunque vayamos a las sesiones podríamos opinar, hasta ese derecho nos robaron; porque los debates desaparecieron, cuando un proyecto llega al Concejo ya fue preaprobado en el despacho del alcalde o sobre manteles; y además, porque los "honorables concejales" NO nos permiten opinar, porque se creen superiores al pueblo soberano de Valledupar aunque no sean vallenatos, como es el caso del concejal que es de San Pué y que decide por los vallenatos...
Por todo esto es que está nuestro amado Valle como está. Estamos a tiempo de recapacitar y de reaccionar. Pellízquense, pónganse las gafas.
Luz Marina Gnecco Plá