sábado, 23 de julio de 2011

Instrucciones para dejar de ser uribista

Si usted es uno de los millones de uribistas y furibistas que piensan que Juan Manuel Santos es un traidor, está en lo cierto.


Si usted es uno de los millones de uribistas y furibistas que piensan que Juan Manuel Santos es un traidor, está en lo cierto. Qué pena no poder disimular esta sonrisa, pero es que el pícaro del Santos les mamó gallo y de qué manera.

Les hizo creer a ustedes que se limitaría a ser un simple tinterillo y correveidile de Uribe y parece que el hombre se manda sus ínfulas de López Pumarejo y, obviamente, en su empeño de pasar a la historia como un estadista le resulta imposible rodearse de Uribitos, Andresurieles, Güilianvéleces, Joseobdulios, Aranas y Nogueras. Así que, amigo furibista, para evitarse una complicación cardiovascular lo mejor es que se haga a la idea de que el uribato ya es cosa del pasado. No desespere. No sufra. No se embejuque con Santos. ¡Hay vida más allá de Uribe!

Deje de sufrir porque su Mesías ya no es omnipotente y omnipresente sino únicamente twitterpresente.


Tómese unas goticas de las que se aplicaba su antiguo capataz para calmar sus accesos de ira. ¿Se acuerda?: “Le rompo la cara, marica”. Relájese.

Respire profundo. Repita como los expertos en yoga y meditación trascendental:

 “Juanmmmmmmmmmmmm, Juanmmmmmmmmmmmmm, Juanmmmmmmmm, Juanmmmmmmmmmm…”. Ocho horas al día el primer mes, baje a cuatro horas en el segundo mes y estará curado.


Mientras recupera la calma espiritual necesaria para romper en síndrome de abstinencia furibista con las prácticas arriba citadas, también siga estos consejos:

Desconecte el canal Cable Noticias de su proveedor de televisión por suscripción para no caer en la tentación de ver los programas de José Obdulio y el del Barbero.

Póngale unfollow o deje de ser amigo de los maniáticos de Twitter y Facebook que organizan marchas y le agradecen a Uribe sus ochos años de gobierno cada vez que se destapa una olla podrida de su gobierno. Aunque cada vez son menos, son una pésima influencia para usted.

Aprenda a redactar correctamente en castellano. Nada más furibuista que despedazar el idioma de Cervantes y García Márquez en redes sociales, consejos comunitarios o discursos de inauguración de zonas francas.


Evite los diminutivos. Es una manera de homenajear la escasa talla del Mesías del Ubérrimo.

Recuerde que los vocablos presidente y capataz no son sinónimos.


Tenga presente que Colombia es una república y no una hacienda ganadera.

Jamás entre en contacto con los antiuribistas fundamentalistas. Ellos también mantienen vivo el fantasma del Mesías del Ubérrimo.


Lea cada mes en la revista Gente la columna de Vicky Dávila, un encomiable ejemplo de superación personal, la prueba reina, el testimonio supremo de que sí se puede escapar del flagelo del furibismo. Si doña Vicky pudo, cualquiera lo puede.


Aprenda a distinguir un Panama hat de un sombrero aguadeño.

No pierda de vista que el de la inteligencia superior era AE (Albert Einstein) y no AU.


Recuerde que el deporte bandera de Colombia es el ciclismo y no las cabalgatas.


Amigo furibista, ¡desmovilícese! ¡En su casa lo están esperando!