Pellízquémonos cesarenses, no oigas lo que quieren que oigas, no dejes que decidan por tí!!!
Generalmente, los políticos se aprovechan de la ignorancia del pueblo para mentirle y ganar así simpatizantes a sus campañas, para cautivar votos, aprovechándose de que el 80% de la nación colombiana desconoce cuál es la función que ejercen los legisladores y desconoce también la diferencia que existe entre las tres ramas del poder público.
De ahí que en campaña electoral al Congreso los políticos prometan gestiones que nada tienen que ver con el trabajo legislativo, pero entendemos que para ellos engañar y sostener esa ignorancia en la población les suma votos y decir la verdad sería “antipopular” y un descalabro político; porque un pueblo con hambre, sin salud, sin educación, sin obras de infraestructura, sin techo, sin oportunidad de trabajo y con todas sus necesidades básicas insatisfechas poco podría importarle ese asunto de hacer y modificar leyes y artículos de la Constitución o de ejercer un control político.
El pueblo quiere escuchar que van a traerles desde la fría Bogotá kilómetros de pavimento, que van a construir y a dotar colegios, que van a incrementar la cobertura y la calidad en la educación, que van a abrir puestos de salud y que fomentarán la creación de microempresas y de microcréditos para generar empleo, entre otros. Eso es lo que el pueblo quiere escuchar y eso es lo que le dicen para que escuche.
Por eso la ciudadanía pregunta y pide a los candidatos al congreso le hablen de las “propuestas” y ni siquiera conocen el término “agenda legislativa”. Al pueblo le resulta indiferente si se aspira a gobernación, a alcaldía, a concejo, a senado, a cámara o a presidencia, porque político es político, aspire a lo que aspire y suponen que todos deben hacer lo mismo.
Pero si bien es cierto que la función del congreso no es la misma que la de un ente territorial, también es cierto que no deja de ser tan o más importante, porque es en el Congreso de la República donde se puede direccionar al país.
Según la Ley 5 de 1992 o “Reglamento del Congreso” los congresistas, llámese senador o representante a la cámara tienen básicamente ocho (8) funciones:
1.Función constituyente, para reformar la Constitución Política mediante actos legislativos.
2.Función legislativa, para elaborar, interpretar, reformar y derogar las leyes y códigos en todos los ramos de la legislación.
3.Función de control político, para requerir y emplazar a los Ministros del Despacho y demás autoridades y conocer de las acusaciones que se formulen contra altos funcionarios del Estado. La moción de censura y la moción de observaciones pueden ser algunas de las conclusiones de la responsabilidad política.
4.Función judicial, para juzgar excepcionalmente a los altos funcionarios del Estado por responsabilidad política.
5.Función electoral, para elegir Contralor General de la República, Procurador General de la Nación, Magistrados de la Corte Constitucional y de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, Defensor del Pueblo, Vicepresidente de la República, cuando hay falta absoluta, y Designado a la Presidencia en el período 1992 a 1994.
6.Función administrativa, para establecer la organización y funcionamiento del Congreso Pleno, el Senado y la Cámara de Representantes.
7.Función de control público, para emplazar a cualquier persona, natural o jurídica, a efecto de que rindan declaraciones, orales o escritas, sobre hechos relacionados con las indagaciones que la Comisión adelante.
8.Función de protocolo, para recibir a Jefes de Estado o de Gobierno de otras naciones.
¿Nada de esto nos mencionan en sus discursos cierto? Ni lo van a hacer porque esto además de parecerle poco interesante al electorado dejaría en descubierto que muchísimas de las decisiones de gobierno que tanto han afectado a la gente pobre de éste país se gestó en el Congreso, con participación y anuencia de ellos. Explicarle esto a los votantes podría ser interesante para que entiendan cómo se conforma un Estado y la importancia de ellos como pueblo soberano; pero resulta poco atractivo para el político y casi una misión imposible, porque muchos de ellos aspiran a estos cargos de elección popular sin siquiera conocer cuáles artículos de la Constitución o cuáles leyes regirían sus funciones una vez electos, sin conocer sus derechos, deberes, obligaciones y prohibiciones; así que para qué enredar al pueblo en algo que ni ellos mismos entienden...
Si bien es cierto que la función de los congresistas según la Constitución y la ley nada tienen que ver con gestión de ninguna índole, también es cierto que una vez nuestros congresistas llegan al Capitolio empiezan a aprender a gran velocidad y con una destreza desconocida hasta entonces cómo gestionar ante el gobierno central; y es por ello que logran “exitosas gestiones”, pero para ellos y para sus familiares. Terminan moviéndose como pez en el agua y conocen a la perfección incluso cómo eludir el control de asistencia…
Como el gobierno presenta proyectos de ley o modificaciones de “articulitos” de la Constitución y requiere ser aprobado por una mayoría, pues ahí, olvidándose de su departamento, de la responsabilidad que tienen con el país y de quienes les dieron el voto de confianza entran a negociar. A ellos no les queda tiempo para acordarse de las necesidades de sus gentes ni les preocupa lo más mínimo hacerlo, porque el tiempo lo destinan pura y exclusivamente a obtener prebendas, cuotas burocráticas, contratos y lo que se pueda lograr para ellos a cambio del voto favorable para el proyecto del gobierno.
Pero como aquí todavía “comemos” del compadrazgo, del vecino, del familiar y del amigo, pues con el mayor de los descaros los vemos llegar nuevamente a los 4 años, “con las manos vacías” a pedir nuevamente voten por ellos, y con el descaro de jactarse de “gestiones exitosas” que ningún cesarense ha visto sencillamente porque no existen, porque pese a tener todos los recursos y herramientas no les interesó y el tiempo se les fue entre las manos, los bolsillos, las cuentas bancarias, los bienes raíces y todo lo que ello genera.
Es decir, los elegimos para que nos representen por 4 largos años, les otorgamos con ello sueldos superiores al del Presidente de la República, ellos se olvidan de nosotros y regresan como si nada, con sus caritas de angelitos muy lavadas y creyéndose merecedores de todo a pedirnos los perpetuemos en esos cargos, así, de “larín larán”, por sus lindas caras; pese a su ineptitud y negligencia hacia nuestras necesidades, pero muy astutas y eficaces para sus intereses personales y familiares. Nosotros no los necesitamos a ellos pero es más que obvio que ellos sí nos necesitan a nosotros… Esto es lo que todos debemos entender…
Ellos pueden por ejemplo reformar la Constitución, pero es el pueblo el Constituyente Primario. Ellos pueden ejercer la soberanía, pero es en el pueblo de Colombia en quien recae la soberanía. Ellos podrían hacer todo lo que a nosotros nos compete pero solamente porque los delegamos para ello al escogerlos como nuestros representantes, pero es para eso, para que actúen en nuestro nombre y representación. Sin nosotros nada son, sin nosotros nadie son…
Nosotros no los escogemos para que les consigan cargos del nivel nacional a sus tíos, primos y hermanos. Nosotros no los escogemos para que negocien contratos para su beneficio personal. Nosotros no los escogemos para que se asocien con las mafias y dejen nuestra imagen tirada por el piso. Cuando los escogemos es como si les firmásemos un pagaré, o una letra o un cheque en blanco. Ahora yo le pregunto al pueblo: ¿Sale usted de garante o de fiador a cualquiera que se lo pida?... ¿Le gira usted un cheque en blanco a cualquiera?... ¿Firma usted una letra en blanco a cualquiera?... ¿Haría todo ello por un bulto de cemento?... Pues no le brinde a un desconocido lo que no es capaz de brindarle a un familiar, conocido o allegado y menos aún, no entregue el presente y futuro suyo y de sus hijos a alguien que no le interesa su bienestar y que lo utiliza cada vez que le viene en gana.
Yo comparo una elección popular con un contrato de trabajo a término definido. Yo como ciudadana que ejerce la soberanía que la Constitución me da escojo en la urna a quien me representará durante 4 años. Ahí nace el contrato, porque yo soy el jefe. El “elegido” devengará un salario que pago yo, porque el erario es del pueblo y por lo tanto mío porque yo hago parte del pueblo, y como yo lo escogí y yo pago su salario es un SERVIDOR MÍO y por lo tanto, tiene que ser subordinado mío, obedecerme. El horario de su trabajo ya está descrito en la Constitución y en la ley, así que tenemos todos los elementos que constituyen una relación laboral: Subordinación, Salario y Horario a cumplir. Pues a cualquier persona que yo contrate, que le pague su salario y que no cumpla a cabalidad y con altura la labor encomendada y en los horarios determinados, que no me muestre resultados sencillamente lo despido, porque yo no lo contraté para que no asista al trabajo, ni lo contraté para que no cumpla con sus funciones y sí para que cobre un sueldo y se beneficie de todas las prerrogativas que el cargo le brinda.
Debemos empezar a mirar lo público como privado, porque el Estado nos pertenece, así que podríamos afirmar que lo público es privado. Debemos de dejar de mirar a los políticos como seres superiores a nosotros, porque si a nosotros nos da la gana ni siquiera aspirarían. El “manduco” lo tenemos nosotros como pueblo, la sartén la tenemos nosotros agarradas por el mango y aquí pasa y pasará lo que nosotros y sólo nosotros decidamos pase.
Pensamos que es la hora de que el pueblo cesarense se pellizque, que reaccione, que despierte de ese letargo en el que nos tienen sumidos estos tiburones insaciables de la política y que empecemos a conocer y a ejercer nuestros derechos y deberes como pueblo soberano que somos. Los invito a todos a PONERSE LAS GAFAS para que vean lo que pasa a nuestro alrededor, a sentar su voz de protesta o una posición clara en las decisiones que nos afectan, a ejercer el control social, tanto en participación activa como en vigilancia y control de lo que le pertenece, porque lo público es suyo, porque cada vez que usted compra una bolsita de leche ese impuesto directo va al presupuesto; porque cada vez que nombran o se escoge a un funcionario o servidor público le están pagando un salario con su dinero, aunque usted esté desempleado, aunque usted no tenga para sostener a su familia y que encima tenga que soportar que lo atiendan mal, que lo miren por encima del hombro o que no cumplan con su deber.
Hasta hoy según nuestra Constitución tenemos 3 poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, pero inherente a la Constitución está el PODER CIUDADANO, el PODER DEL PUEBLO, el cual podremos empezar a visualizar y a ratificar en la medida que conozcamos nuestros derechos y que empecemos a ejercerlos. Los invito a ello!
Luz Marina Gnecco Plá
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