martes, 8 de febrero de 2011

Objetividad o subjetividad de los columnistas...

Es imposible que el ser humano logre desprenderse de sus propias experiencias, conocimientos e interpretación de los mismos cuando escucha, cuando lee y cuando decide opinar o actuar sobre algo. De ahí que en el ejercicio de cualquier profesión prime la subjetividad, y el periodismo no es la excepción.


En el caso de las columnas, a diferencia del reportaje o de la noticia, vemos aún más ésta situación, la cual goza de mayor permisibilidad por parte de los medios que en los casos anteriores, aunque de por sí tampoco los medios suelen ser neutrales de forma absoluta.


En las columnas, el periodista expresa su opinión sobre un tema y esperar que esa opinión coincida con la de los demás es irracional, porque no todos poseemos un mismo punto de vista, el cual se forma de acuerdo a factores internos y externos, pero sobre todo por la experiencia personal.


Puede el columnista sí ser parcial a la verdad, máxime si tratare temas o hechos plenamente confirmados, pero aún así no deja de exteriorizar su opinión personal. A veces los medios les exigen que esas opiniones coincidan con lo que piensan las mayorías para generar esa empatía con los lectores, pero en muchos casos hay columnistas que piensan y se expresan como piensan las minorías y a ellos dirigen sus columnas, ya sea por experiencias propias, por situaciones particulares o por encontrar eco en ese segmento del mercado.


Pese a que el ideal sería que los medios fuesen neutrales e imparciales, eso no ocurre en la realidad y sería ilógico que así fuese, porque existe una yuxtaposición entre ambos términos, porque no se puede ser parcial a la imparcialidad. Por ello se debe escoger con supremo cuidado y atención ante qué decidimos no ser neutrales, que es lo mismo que decir, que debemos seleccionar con sumo cuidado ante qué decidimos ser parciales y la forma como lo narremos.


Se puede ser parcial a la verdad cuando se narra la realidad, y se puede ser parcial a la opinión entonces, pero ésta debe expresarse y justificarse de forma clara, coordinada y coherente. Obviamente que si se cae en ese subrealismo subjetivo podemos ser injustos, y de ahí que muchos columnistas lo sean, porque mientras la subjetividad impere se puede hacer daño a terceros, con o sin intención de hacerlo, porque el columnista examina cada tema y lo confronta con la realidad y con su realidad.


Suelen ser los columnistas injustos cuando no logran desprenderse de sus experiencias personales y cuando, en su afán de ser neutrales, yerran al parcializarse con la inexistente verdad absoluta, cuando dejan de manifiesto y se dejan llevar por sus gustos y preferencias. Por ello, la neutralidad absoluta es prácticamente imposible y pedirle a un periodista que sea objetivo, así como pedirle que sea justo, es pedirle algo irrealizable.

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