NOS TERMINARON DE ACABAR…
Valledupar, 25 de febrero de 2010
Tristísimo e imperdonable lo que le han hecho al liberalismo en el Cesar. En vez de unir y de luchar por depurarlo, se empecinaron en acabarlo definitivamente y le dieron un entierro de quinta categoría, irrespetándonos con ello a los liberales de esta zona del país y al departamento mismo.
Históricamente el pueblo cesarense ha sido Liberal. Los liberales hemos demostrado a través de los años en la urnas que este pueblo piensa, siente y vota Liberal. Pero ya es asunto del pasado cuando llegamos a poner gobernadores por elección popular, cuando logramos tener 23 de 25 alcaldías en el departamento, cuando los liberales decidíamos quién sería el alcalde de la capital Valledupar, cuando lográbamos por lo menos un senador y 3 o como poco 2 representantes a la cámara.
Algunos negociantes de la política se empeñaron en acabar con esto. Primero se fueron formando movimientos políticos de bases liberales, a causa del mismo egoísmo por parte de quiénes se creían dueños del partido y de los votos; era esa la forma de “contarse” y así lograron hacerlo para incrementarse de esta forma el número de “caciques electorales”.
Después de estas divisiones, sumadas a malas prácticas políticas, al nepotismo, a una corrupción desenfrenada y a unas ansias de protagonismo por parte de quienes pensaban tener más derechos que el pueblo que los escogía, la fisura fue cada vez mayor. Pasamos entonces a perder la gobernación que siempre fue nuestra, pasamos a tener tan sólo 3 alcaldías en el departamento, a no tener ni un solo senador y un solo representante cuya votación no le alcanzaba para lograr la posición que el umbral determinó y que para poder acceder a la curul, tuvo que ser apoyado por los votos de quienes fueron víctimas de un monstruoso fraude electoral en 2006; sólo así se lograba el umbral y aún a sabiendas de esto a quienes lo ayudaron con sus votos los desconoció durante estos 4 años, tiempo que empleó para adueñarse del partido.
Desde esas elecciones el departamento del Cesar ha sufrido golpes por todos los lados. Primero nos detuvieron a los 2 senadores que teníamos, que aunque no representaban al Partido liberal, sí nacieron en el seno del partido y fueron liberales desde siempre. Después, de los 4 representantes que resultaron electos, dos de ellos fueron también detenidos y los dos que quedaban empezaron a ser investigados, no sólo por parapolítica, sino también por corrupción. Así que de 6 congresistas que puso el Cesar en las elecciones de 2006, todos, absolutamente TODOS empezaron a ser investigados. Los espacios de los senadores, por ser de Circunscripción Nacional, los ocuparon candidatos que les seguían en votación de otras partes del país, y vimos como dos candidatos, cuya votación más se asemejaba a la de un concejo de Valledupar, ya que entre los dos no sumaban siquiera 5.000 votos, ocupaban las curules de los infortunados congresistas detenidos.
Con tantos problemas legales a cuestas, poco tiempo podían dedicar a trabajar para el Cesar, a legislar como Dios manda y a hacer lo que se debe hacer cuando el pueblo deposita su confianza en alguien y cuando las intenciones son buenas. Los otros dos que aterrizaron planendo hasta el congreso en paracaídas tampoco hicieron nada de lo que puedan sentirse orgullosos ni tienen resultados para mostrarnos. Uno de ellos, rechazó por no sentirse capacitado para ejercerla, la Presidencia de la Comisión Primera de la Cámara, la más importante de todas las comisiones y la otra, al igual que el representante liberal, aparecieron en una lista entre los 30 congresistas con mayor AUSENTISMO a las sesiones del congreso, aún brindándoles el Estado todas las herramientas para que no falten. Sin embargo ambos, o mejor dicho, los cuatro representantes actuales aspiran nuevamente sin siquiera rendirnos explicaciones de su situación jurídica, de su desidia e ineptitud y del trabajo encomendado durante estos 4 años por el pueblo del Cesar.
Del otro representante, qué podríamos decir, empezó como Presidente de la Cámara de donde salió con una “sonada” investigación por irregularidades en un contrato multimillonario que no cumplió con la ley de contratación estatal, fue vinculado también a la parapolítica, luego se empeñó en demostrarle al gobierno nacional que no compartía la decisión de su hermano, quien fungió como Superintendente de Notariado y Registro y quien fue condenado por corrupción, de denunciar ante la Corte Suprema el rifi rafe de notarías a cambio de votos a favor de la reelección de nuestro Presidente y ahora aspira nuevamente, pero al Senado.
El panorama es sombrío y desalentador para el Cesar, Llevamos toda la vida siendo víctimas de la violencia en todas sus formas y estados, de los políticos y de los mercaderes de la política que no sirven al pueblo sino que se sirven de él. La corrupción en lo público ha sobrepasado los límites de cualquier imaginación fantasiosa y sin embargo, vemos cómo para este debate que se avecina se reencauchan los mismos de siempre, en sí mismos o en terceras personas, pero con el nuevo ingrediente de un gobernador que ahora pone candidatos pese a que ha brillado por su incompetencia e incapacidad para gestionar y administrar, para gobernar.
Obviamente que todos ellos respaldados y avalados por los diferentes partidos políticos, quienes pareciera no recuerdan todo lo que Colombia ha vivido, lo que a diario sale en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales y obviando las ejemplarizantes decisiones judiciales. Parece que no recordasen cuántos congresistas tienen presos, investigados y condenados, y que pese a la gran responsabilidad que deben tener con Colombia, justifican por cualquier medio sus cuestionables decisiones.
Las dos últimas decisiones de la Corte Suprema de Justicia de condenar a 40 años al ex senador Álvaro “el Gordo” García y de ordenar la recaptura de Mario Uribe, primo del Presidente de la República, la percibimos como un mensaje contundente al electorado y a los partidos políticos justo antes de elecciones. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver…
Si bien la Reforma Política no es muy completa y tiene falencias de fondo y de forma, también es cierto que con ella “algo” se ha avanzado, porque son ahora responsables los partidos políticos y sus directores de las listas que conformen, por lo que se supone, deben poner todos los controles y filtros para no avalar a personas que hayan tenido vínculos con grupos armados al margen de la ley y para que en el financiamiento de sus campañas no exista asomo de duda de que los dineros sean de mala procedencia; porque si algo de esto se demuestra, los castigos son contundentes, al punto que puede ser investigado el director de un partido que incurra avalando a este tipo de personajes, e incluso podría perder el partido político su personería jurídica. Es decir, tanto el futuro de los partidos, como el futuro de los departamentos y la tranquilidad de los directores de los partidos queda en cabeza exclusiva de ellos mismos, estamos en sus manos…
En el evento de que algo así ocurriese, a nosotros como cesarenses también nos afectaría, no es solamente al director del partido y al partido a quienes se expone con una decisión unipersonal, es también al departamento, ya que si un partido avala a uno de esos candidatos con riesgos de ser investigados o condenados, pues nos ganaríamos una hermosa SILLA VACÍA, porque a diferencia de lo que ocurrió en el 2006, ya no planearían y aterrizarían en paracaídas en el congreso quienes les sucedan en votos, sino que perderíamos una curul por cada candidato avalado y que pueda ser condenado, es decir, la curul perdida no será reemplazada por nadie y la representación del departamento tendrá un representante menos por cada candidato que presente riesgo de ser condenado. Claro, que entre la SILLA VACÍA y tener congresistas que no asisten a las sesiones y que nada hacen no hay diferencia alguna para el departamento…
Es obvio, triste y lamentable que para los partidos políticos lo que importe sean los votos y no un ejercicio político limpio y transparente, y si no le apostamos a eso, indefectiblemente repetiremos la cruda historia y prolongaríamos por 4 años más la oportunidad de labrar un futuro digno para todos los niños y niñas del Cesar. Es mucho lo que hay en juego…
Pero a esta repetitiva situación nos conformamos cuando decimos que en todos los partidos ocurre. Y si el panorama del Cesar es cubierto por una nube negra, no ha sido menos sombrío y desalentador para el Partido Liberal y para los liberales del Cesar las decisiones erradas de nuestros directivos, quienes ni siquiera se molestan por trasladarse a nuestra tierra a conocer nuestra realidad, sino que desde un frio escritorio, en la fría Bogotá creen conocer cómo se mueve la política en esta región. Se tuvo la oportunidad de rescatar en éste momento coyuntural al electorado liberal, pero se desechó, porque primó más el interés personal sobre el general. Es una situación carente de ética, ya que en el Directorio Nacional ocurre lo mismo que en el Directorio Departamental. Nuestro Director Nacional es candidato a la Presidencia de la República, y nuestro presidente del directorio es candidato a la Cámara. El de acá escoge quiénes serán sus contrincantes, por lo que obviamente impone nombres que puedan ponerle votos necesarios para lograr el umbral, pero que ni de riesgo logren quitarle la supremacía de sentirse el dueño del partido. El de allá, que anda pendiente de las próximas elecciones y que en gran medida dependen de ésta, considera que debe afianzar y apoyar a quienes cree él tiene los votos, ya que será su potencial base electoral para mayo.
Si se hubiese molestado en venir desde hace varios meses al Cesar hubiese descubierto que aquí el panorama es otro, muy diferente al que le han hecho creer; y que prueba de ello es el tener a un día del cierre de fecha de modificaciones de la lista tan sólo a dos candidatos inscritos porque muchos le han rechazado el polémico y necesario aval para aspirar. Esto es prueba fehaciente de lo que se le expuso por diferentes medios y desde hace varios meses y que no aceptó de manera oportuna. Una decisión errada ha llevado a que las bases, a que los líderes y a que connotados liberales con grandes votaciones y potencialidades se “arrimen” a otros partidos políticos, a que apoyen a candidatos de otros partidos y a ser incluso candidatos de otros partidos, llevándose consigo toda la estructura política que ello representa.
Vemos apesadumbrados cómo tantos y tantos liberales hacen filas ahora en partidos del gobierno pese a ser el Partido Liberal un partido de oposición. Vemos cómo todos esos liberales aburridos de esperar cambios que redundasen en una unificación del partido en el Cesar decidieron irse a partidos cuya tendencia es opuesta a la liberal y cuya filosofía dista mucho de la nuestra.
Descubrimos tristemente entonces cómo desde la Dirección Nacional una equivocación imperdonable para la historia política del Cesar se ha fomentado el voltiarepismo y la doble militancia. Todo porque no se creyó sin ver, como le pasó a Tomás... Pero mañana llega a Valledupar el Doctor Rafael Pardo y podrá constatar con sus propios ojos las consecuencias de tan magno desacierto, cuyas secuelas se verán de forma tangible el 14 de marzo y en las elecciones de mayo. Este hecho será irremediablemente histórico en el liberalismo.
No nos dividieron los de afuera, sino los mismos liberales cuyas prácticas deshonrosas no compartimos ni apoyamos. No nos acabaron en las urnas los contrincantes de otros partidos, nos acabaron los mismos liberales desde Bogotá que representan al neoliberalismo, los que no aceptan nuestra tendencia socialdemócrata, que quieren redirigir al partido a otras ideologías muy diferentes a las de nuestro máximo líder Gaitán, los que no nos perdonan seamos libres pensadores y seres libres y de buenas costumbres.
Como nosotros SÍ somos Liberales no nos iremos a otras toldas pese a tantos ofrecimientos de los cuales hemos sido objeto por parte de amigos de otros partidos, pero tampoco podemos apoyar a unos candidatos que sabemos a ciencia cierta No nos representan a los cesarenses de bien, a los que aún consideramos que la dignidad y la decencia son valores inquebrantables que deben ser rescatados en el resto de la sociedad y en la forma de hacer y de ejercer la política; a los que afirmamos que eso no es liberalismo y que por ende, no son ellos dignos de representar a nuestro partido tampoco. Por ello, haciendo uso de los instrumentos que la democracia nos brinda y del derecho a disentir inherente a todo Liberal, no encontramos más opción que sentar nuestra voz de protesta e inconformidad votando y promoviendo el VOTO EN BLANCO a la Cámara de Representantes por la Circunscripción Regional del Cesar. Invitamos a quienes nos quieran acompañar en ésta cruzada por la dignidad del partido y por la dignidad del Cesar y de los cesarenses.
Luz Marina Gnecco Plá
Representante Vitalicia del Cesar y del Liberalismo
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