jueves, 11 de noviembre de 2010

NOTA ESCRITA POR UN CIUDADANO VALLENATO HONESTO, A QUIEN ADMIRO PROFUNDAMENTE: ANTONIO MARTÍNEZ CALDERÓN.

15 de abril de 2009

Por su discurso gaseoso y de corte populachero, el señor Rubén Alfredo Carvajal no me merece la mínima consideración cómo político, pero hay un hecho evidente: queramos o no, es el alcalde de Valledupar y tenemos la obligación de respetarle su investidura hasta tanto la autoridad competente decida lo contrario o, en el peor que nos pudiera ocurrir, termine el mandato. No importa que Carvajal haya accedido a ese cargo embaucando a más de 30 mil vallenatos con un eslogan hipócrita como ‘Valledupar te Quiero’, o que haya mentido ante las autoridades electorales al momento de inscribirse como candidato. Es la primera autoridad municipal y se le debe respetar su inmerecida dignidad.

En mi condición de simple ciudadano me suscitan enorme interés las decisiones que toma el señor Carvajal desde su posición de alcalde de ésta ciudad, dado que sus buenas o pésimas gestiones repercutirán en la calidad de vida de los ciudadanos de Valledupar, y yo soy un de ellos. Por eso mi interés en cada decisión del alcalde. Pero también me interesan las entrevistas que la radio local le hacen al alcalde, igual que a todos los personajes que se creen con los méritos suficientes para dirigirnos. Tengo por costumbre escuchar por la mañana la W Radio, no sin antes poner a gravar el noticiero de la emisora Maravilla Stereo para escucharlo durante la siesta del almuerzo. Para este menester compré una grabadora de las que usan los periodistas. Si algo es de mi interés lo mantengo dos o tres días mientras lo comento con los amigo, después lo elimino y así sucesivamente.

En el día de ayer me enteré que el alcalde Carvajal daría una rueda de prensa donde se daría a conocer la decisión que había tomado acerca de acoger o no las pretensiones de la gente de la Fundación de la Leyenda Vallenata, de que se les exonere del tributo por espectáculos públicos. Me pareció asunto de mi interés puesto que soy solidario y he ofrecido mi apoyo incondicional a la causa del doctor Evelio Daza, tendiente a democratizar el festival vallenato. Por eso estuve en el lugar donde se realizó la rueda de prensa, pero además, porque creí que terminada la misma tendría la oportunidad de contactar a uno o más secretarios del despacho de Carvajal, y elevarle personalmente algunas quejas, las que les he enviado a través de la página Web del municipio, pero como es sabido, esa página solo la utilizan para maquillar supuestas virtudes del alcalde pero jamás para interactuar con los gobernados.

El caso es que escuché la tal rueda de prensa que, entre otras cosas, más me pareció un relajo, porque lo único serio fue la leída de un documento por parte del alcalde, que contenía cada una de las medidas a tomar durante el desarrollo del próximo festival. Creí no cometer delito y gravé la lectura que hizo el alcalde y las explicaciones que hacía cuando se le interpelaba. Al termino del acto, alguien, creo que una asesora del alcalde, me requirió sobre que ‘medio que estaba representando’, le dije que no era periodista y me encontraba allí a ‘título de ciudadano común’, sonrió y se marchó. Instantes después fue cuando un agente de la policía me dijo que saliera al pasillo para que me identificara. El agente revisó mis documentos y vació un pequeño maletín que cargo con migo sin que encontrara algo que representara riesgo o amenaza para la seguridad del alcalde u otro funcionario, solo mi celular y la pequeña grabadora. Seguimos hasta la sala de recepción y allí fue sometido a un interrogatorio que repitieron una y otra vez, al parecer, esperando que cayera en contradicción o que me enredara, pero como no tengo nada que temer, simplemente me limité a decir la verdad y nada más que la verdad durante el sinnúmero de veces que me repitieron el interrogatorio: información personal, si pagabas los servicios públicos, si pagaba arriendo a pesar de haberles repetido que vivía en la casa que con mis otros hermanos heredé de mis padres y largo etcétera.

La cosa cambió de color cuando otro agente me preguntó cómo me había enterado de que se iba a dar la rueda de prensa. En este caso, y de nuevo ciñéndome a la verdad, porque nada tengo que temer, respondí que a través de Evelio Daza. Supongo que alguien le comentó al alcalde, quien ordenó que me presentaran ante él. Me preguntó, que qué hacía allí y le respondí que no le veía nada de malo estar en el lugar de una rueda de prensa donde se ventilaría el asunto que se trató, a lo que respondió que no lo creyera ‘pendejo’ y que yo andaba era averiguando ‘chisme’. Previendo que me encontraba en desventaja y además, por lo expresado al comienzo de este escrito, decidí no responderle nada al alcalde. Al cabo de unos minutos llegaron dos miembros de la Sijín y me dijeron que debía acompañarlos hasta el comando de la Policía, creí que la cosa se me podía complicar y hasta me vinieron al recuerdo los casos de falso positivos de que tanto se ha hablado. Pero menos mal, estos señores, contrario a lo que yo esperaba, demostraron que son caballeros. Me informaron que se limitarían a averiguar mis antecedentes y si no la debía que no temiera, pero que tanto el celular como la grabadora quedaban incautados hasta que presentara las facturas que acrediten mi propiedad, lo cual haré en las próximas horas.

Cuando se me preguntó sobre por quien me había enterado de la tal rueda de prensa, supe que decir la verdad me podría complicar la situación, pero a mi me enseñaron a andar siempre con la verdad, y si por la verdad he de morir, bienvenida la muerte

Éste es el mismo señor Antonio a quien a diario leemos en Facebook, y quien lucha por combatir la corrupción y porque brille la transparencia. Éste es Antonio Martínez Calderón, a quien humillaron y trataron como si fuese un delincuente mientras le disparaban a un niño de 20 años por robarle un celular. Vergonzoso, pero... no se le pueden pedir peras al olmo!!!!!!

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